Por qué aprender a tocar un instrumento musical

Mucho se ha especulado sobre los efectos positivos de la música sobre nuestro cuerpo a nivel físico y mental, pero hasta finales del pasado siglo poco se había profundizado en la materia a nivel académico y científico. Es de esperar que en un campo artístico como el musical, donde entran en liza la transversalidad en cuanto a las muchas disciplinas que están implicadas (desde la improvisación, la composición, la interpretación… en los niveles humanístico, físico, empático/emocional, técnico y científico), la relación entre las habilidades y destrezas físicas y las capacidades cognitivas y psicomotoras (coordinación, concentración, memoria…) fuera muy estrecha -y, en medio de todo ello, nuestro complejo sistema neuronal desempeñando un papel principal. En este sentido, son varios los equipos de investigación que han enfocado su actividad en esta cuestión a un nivel de estudio fisiológico (neuronal, cerebral), como es el caso del equipo liderado por el Doctor James Hudziak, de los departamentos de Psiquiatría y Pediatría de la Universidad de Vermont (EEUU). En el artículo que resume el estudio llevado a cabo por este equipo (donde la muestra consistió en niños de una edad comprendida entre los seis y los dieciocho años de edad) se concluye que el hecho de aprender a tocar un instrumento musical está asociado a una aceleración en la maduración de diversas áreas del cerebro, especialmente las destinadas a la motricidad, la coordinación, y el estímulo emocional, entre otras.

Nos lo explica en este vídeo Anita Collins, profesora e investigadora en el campo de la educación musical -y  especialmente en la forma en que ésta beneficia al desarrollo cognitivo. En él expone los resultados de diversos estudios científicos en los que se manifiestan los efectos positivos que tienen lugar en nuestro cerebro al escuchar música; y, en particular, en cómo aprender a tocar un instrumento musical tiene un efecto multiplicador de éstos: